El pasado mes de febrero saltaba la noticia a los medios de comunicación, un grupo de investigadores implicados en el Experimento Canadiense de Cartografía de la Intensidad del Hidrógeno (CHIME) han descubierto una ráfaga de radio rápida (FRB) que se emite de forma regular cada 16 días. Fenómeno no observado nunca antes.

Siendo más exactos, la señal se repite cada 16,35 días y ha sido bautizada con el nombre de FRB 180916.J0158 + 65. Esta ráfaga de radio se manifiesta una o dos veces por hora durante cuatro días para posteriormente detenerse durante doce, de tal manera que la señal termina siendo de 16 días.

Por supuesto, a los pocos días comenzaron a hablar de extraterrestres, ovnis y demás zarandajas, pero como dicta el principio de parsimonia (también conocido como navaja de Ockham) “En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable”. ¿Y cuál es la explicación más probable?, pues que se trate de una estrella de Neutrones o Púlsar, y la siguiente pregunta lógica es ¿Qué es un Púlsar?, más allá de que alguno me salte con que es una conocida melodía de Vangelis, un púlsar o estrella de neutrones es un acrónimo en inglés de pulsating star, que significa «estrella que emite radiación muy intensa a intervalos cortos y regulares», es decir, exactamente lo que han encontrado los científicos del CHIME.

Los púlsares son los tipos raros del universo, unos objetos tan poderosos que hacen que su existencia parezca imposible, son objetos que brillan con la intensidad de mil millones de soles y rotan, a veces, con la intensidad de un parpadeo, produciendo ritmos en secuencias constantes.

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