En España, pero sobre todo en el llamado “Camino Francés”, refiriéndose al Camino de Santiago que pasa por nuestra provincia, se suele llamar a nuestra galaxia la Vía Láctea también “Camino de Santiago”. Esto se debe a que en el cielo la huella de la Vía Láctea va de este a oeste, o sea hacia Santiago de Compostela, por lo que llevan la misma dirección.

Compostela quiere decir Campo de la Estrella y la Vía Láctea la componen las estrellas de nuestra galaxia, por lo que existe afinidad indudable entre ambas cosas.

La Vía Láctea guiaba a los peregrinos que caminaban de noche, pues en aquella época de las autenticas peregrinaciones (ahora la mayoría de los caminantes son turistas, siendo pocos los auténticos peregrinos) no existían señales de tráfico ni las típicas flechas amarillas que guían por el Camino al peregrino actual.

También en el conjunto de los Apóstoles de Cristo Santiago era una estrella, como lo demuestra que El le escogió junto a  su hermano Juan y a Pedro para subir al monte Tabor donde se transfiguro ante ellos.

A Santiago le cupo el honor de ser el primero en dar su vida por su fe pocos años después de la muerte de su Maestro.

Según una leyenda muy antigua Santiago viajo hasta Hispania al corresponderle esta zona del Imperio Romano en el supuesto reparto del mundo conocido entonces que hicieron los apóstoles para su evangelización. No resulta probable que llegase a la Península, ni consta siquiera que iniciase el viaje. Al morir tan pronto no le pudo dar tiempo de venir y volver a Jerusalén. Tampoco, por tanto, se le pudo aparecer en Zaragoza la madre de Jesús, la Virgen María, pues esta aún no había muerto, sobreviviéndole además, y bajo el punto de vista católico tampoco pudo aparecérsele, ya que esa facultad está reservada para las personas fallecidas y que su alma esté en el Cielo. Pero entre leyendas y devociones suceden estas cosas.

De esto se desprende, y justifica, que los cristianos de Jerusalén, para preservar su cuerpo de las asechanzas de los demás judíos, decidiesen traer a la Península Ibérica los restos del apóstol y que estos fuesen localizados en la actual Galicia.

Al llegar los musulmanes a Tierra Santa y no ser ya seguras la peregrinaciones hasta el sepulcro donde estuvo enterrado Jesucristo, se decidió peregrinar a Santiago por estar allí enterrado uno de los discípulos predilectos del Maestro, Santiago. El cuerpo de San Pedro estaba en Roma, a la que también se peregrinaba, y San Juan estaba en Tierra Santa, a la que no se podía ir. Por eso alcanzó tantísima fama esta peregrinación que uso por guía a la Vía Láctea, nuestra galaxia.

Nosotros, en cuanto aficionados a la astronomía y personas normales,  podemos usar los dos Caminos de Santiago, uno para ver las estrellas, planetas, constelaciones y demás astros y el otro para lo que es, para caminar a Santiago.

Pues, buenos ambos caminos.

Fuentes: